LOS TAMBOS DE AREQUIPA
Del tampu : lugar de descanso
Los tambos virreinales, herederos de los antiguos tampus incas accesorios a la gran red vial imperial llamada Cápac Ñan, sirvieron como posada a los viajeros de aquel periódo hasta la irrupción del ferrocarril ocurrida en la segunda mitad del siglo XIX, deviniendo, muchos de ellos, en conventillos tugurizados.
Afortunadamente en las últimas dos décadas, varios de ellos han sido motivo de restauración y rescate por parte de las autoridades locales con el apoyo importante del Gobierno español, lo que ha permitido que se constituyan en atractivos turísticos de primer orden.
EL TAMBO DE LA CABEZONA
Crisol de la identidad cultural del Sur Andino
Es el caso del llamado Tambo de la Cabezona, que representa espacios articulados a la ciudad en sus áreas preferentemente periféricas.
Complementariamente a la visitas a casonas solariegas como la del Moral, lo que nos brinda una visión de la vida de las más renombradas familias de la élite arequipeña, o a conventos como el de San Francisco o Santa Teresa que representan la vida contemplativa de una considerable parte de los habitantes de la ciudad, la visita a los tampus nos ofrece una aproximación a los sectores marginales de esa sociedad de entonces, , sector constituido por una población predominantemente “flotante, ya que se trataba de arrieros comerciantes que se dedicaban al trajín de los más diversos bienes tales como vinos y aguardientes de uva, así como frutas, pescado y muchos productos más provenientes del litoral y los valles costeros; al mismo tiempo también se hacían presentes otras mercancías y productos venidos de la sierra que van desde pampas del altiplano hasta lingotes de plata de la Villa Imperial de Potosí.
En su tiempo, entre los zaguanes y patios del tambo han de haberse escuchado voces con diversos acentos que podían provenir desde Chuquibamba, Cusco o el Altiplano, hasta Salta y Tucumán.
Por ello los tambos también se constituyen en crisoles forjadores de la identidad cultural del Sur Andino, escenario del primer encuentro de los numerosos ingredientes que conforman la variada gastronomía de Arequipa y evidencia de la manera cómo se integraba la ciudad con su entorno.
Es importante, en el caso del Tambo de la Cabezona, reconocer su importancia también como molino de maíz, pero en este caso no orientado principalmente para la elaboración de la harina, sino más bien para la obtención de el almidón a partir del guiñapo (maíz germinado) del que también se obtenía, como producto secundario, un importante insumo para la elaboración de la muy tradicional chicha.
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